domingo, 26 de junio de 2011

La Nación Arquitectura. Bienal BA 2007

XI BA07

Un nuevo rol

Por Alejandro Aravena
Especial para LA NACION

Miércoles 19 de septiembre de 2007 | Publicado en edición impresa

¿Cuál es el desafío de los arquitectos hoy, y qué viene al caso debatir en una Bienal de Arquitectura?

Breve: la tarea pendiente de los arquitectos es tratar de contribuir para responder preguntas transversales, comunes e inespecíficas con el conocimiento específico de la arquitectura. Los arquitectos se ocupan en general de temas que sólo les interesan a otros arquitectos. Para pensar, definir y ejecutar acciones concretas que influyan en el desarrollo de un país, la superación de la pobreza o la corrección de la inequidad, cuestiones todas que son de interés general, la sociedad más o menos naturalmente delega en economistas, ingenieros, abogados y políticos ese tipo de tareas, pero rara vez supone por defecto que un arquitecto tenga algo que decir o alguna contribución que hacer. Al contrario, se llama a un arquitecto sólo cuando se han resuelto esos problemas duros y se han generado los recursos suficientes como para "darse el lujo" de la arquitectura.

El origen de este prescindencia está en una bifurcación de senderos que ocurrió hace ya algunas décadas: de una parte, estuvieron los que, partiendo de la base de que la arquitectura es un arte, le pidieron a la sociedad fuero para crear, libertad artística, permiso para mostrar y demostrar genialidad. El precio que se pagó fue la irrelevancia. Cuando esta marginalidad del rol del arquitecto comenzó a ser preocupante, los arquitectos elaboraron un sucedáneo de la relevancia: el impacto. Para disimular la irrelevancia, inventaron la estrategia del shock. Buena parte de la producción arquitectónica responde a esta estrategia del impacto, la que busca hacerle creer a la sociedad que los arquitectos tienen algo que decir.

El otro sendero fue de aquellos que decidieron ocuparse de los problemas duros: la pobreza, el subdesarrollo o la marginalidad, por nombrar algunos. El problema estuvo en que esos arquitectos, para ocuparse de esos temas, debieron renunciar a la arquitectura y se convirtieron en economistas, sociólogos, políticos, administradores (en el mejor de los casos) o funcionarios de organismos internacionales e investigadores de profesión (en el peor). Por tanto, el gran desafío de la disciplina arquitectónica es poder participar de las preguntas más duras y que más interesan a la sociedad, y contribuir a ellas sin tener que dejar de ser arquitectos; sin renunciar al conocimiento propio de la arquitectura, que es el uso estratégico de la forma. La arquitectura opera por medio de proyectos y obras: su potencia y la potencial contribución consisten en el poder de síntesis. Si frente a problemas complejos, hay disciplinas capaces de analizar y distinguir partes, causas y efectos, otras deben poder ser capaces de sintetizar. Si algunas disciplinas son eficientes para decirle a una sociedad qué es lo que tiene que hacer, la arquitectura puede eventualmente contribuir a sintetizar el cómo.

El autor es arquitecto, director ejecutivo del Do Tank Elemental

http://www.lanacion.com.ar/945286-un-nuevo-rol

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