La Bienal y el credo de Richard Rogers
Los que, como ocurre en mi caso, tuvimos acceso a todas las bienales internacionales de Buenos Aires, recordamos algunas intervenciones con más o menos intensidad. Ya han pasado más de 20 años desde el inicio de esta secuencia, pero al repasarla se me hace difícil olvidar aquel discurso de Rafael de la Hoz (padre), Delenda est arquitectura , del mismo modo que están vivos los comentarios de César Pelli sobre obras ya terminadas y puestas a prueba con la presencia de la gente, o las proclamas de Oriol Bohigas sobre Barcelona y las experiencias de Jaime Lerner en el juego dialéctico de ciudad y arquitectura en sus años al frente de Curitiba.
Hubo un imborrable mensaje de Laureano Forero incitando a los arquitectos a "hacer política", en ese inevitable contacto de su quehacer con el fenómeno urbano. Entonces, la entrevista con Richard Rogers que se publicó en estas páginas hace una semana me pareció un introito ideal para exaltar este noble y digno oficio de hacer arquitectura cuando ya hemos pasado el umbral del tercer milenio.
Preocupación esencialNadie ignora que Richard Rogers, galardonado este año con el Premio Pritzker por su obra arquitectónica, reveló hace tiempo su preocupación por las cuestiones urbanas. Y así como lo hizo Moshé Safdie desde Israel o Canadá, Jaime Lerner en Brasil, Jan Gehl desde Dinamarca, Francesco Tonucci en Italia y nosotros mismos desde estas columnas, el ahora lord Rogers of Riverside se volcó a favor de una ciudad que privilegiara el espacio público, y lo hiciera básicamente peatonal y accesible para las mayorías.
Cuando hubo que ponerle título a la nota que ocupó las páginas centrales del suplemento Arquitectura de la semana última, todos coincidimos en utilizar una frase que definía con claridad el pensamiento del entrevistado: "Se vive mejor como peatón". Porque el arquitecto británico nacido en Florencia, Italia, proclama con vigor y convicción su credo al decir: "Uno que viene de Florencia quiere ser Brunelleschi. No lo digo en broma. Las ideas que he defendido siempre sobre el espacio público, la plaza para encontrarse, todo eso viene de la Italia renacentista, de la influencia helénica".
Y completa una visión sustentable de la ciudad del siglo XXI afirmando: "La relación entre la sociedad y la arquitectura es el espacio público: el lugar de encuentro e intercambio de ideas".
Al opinar sobre las facetas que se vinculan con la política, R. R. es categórico y declara que uno de los errores que cometemos arquitectos y políticos es que cambiamos las ciudades con demasiada frecuencia, en lugar de renovarlas con suficiente radicalidad para dejarlas descansar una temporada. La culpa la tiene el plazo político de los cuatro años. El éxito de Barcelona fue que logró empalmar tres turnos de alcaldes con el mismo objetivo: mejorar la ciudad.
Es una de las metas que impulsará la bienal de este año en el propicio escenario de Buenos Aires.
http://www.lanacion.com.ar/945265-la-bienal-y-el-credo-de-richard-rogers
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