domingo, 26 de junio de 2011

La Nación Arquitectura. Bienal BA 1998

VII Bienal de Arquitectura BA/98

Medallas y besos

Miércoles 02 de diciembre de 1998 | Publicado en edición impresa
Medallas y besos
Francis Rambert entrega a la joven Ana Guzzo el premio La Nación.

El martes 26 de noviembre último se entregaron todos los premios de los concursos de la VII Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires (de los cuales informó este suplemento en su último número).

Los premios del concurso para levantar un hotel de categoría internacional frente al lago Espejo, en Villa La Angostura, en la zona del Parque Nacional Nahuel Huapi, provincia del Neuquén, fueron otorgados por un jurado internacional. Después de largas deliberaciones y no pocas polémicas, el jurado, integrado por los arquitectos alemanes Josef Kleihues y Wilhelm Kücker, Hans Hollein (Austria), Massimiliano Fuksas (Italia), César Pelli y Stanley Tigerman (EE. UU.), Augusto Pantarotto y Luis J. Grossman, Jorge Glusberg y los representantes del grupo hotelero promotor eligió los trabajos presentados por Matti-Ragaz-Hits Architects (Liebelfeld, Suiza), ganadores del primer premio; Edward Mills & Associates (Nueva York, EE. UU.), galardonados con el segundo premio, y Guido van Oyen, Christophe van Oyen Dominique Dufait (Bélgica), ganadores del tercero.

El primer premio resuelve con helvética prolijidad el edificio principal en una planta cuadrada de 40,50 metros de lado. Dos pisos se destinaron a habitaciones con un espacio abierto en el centro, y en la planta baja, de doble altura, se localizaron áreas de apoyo para los pasajeros.

La volumetría del segundo premio conforma una amplia curva, que tiene un perfil de media luna con la parte cóncava orientada hacia las vistas del lago.

Por fin, el tercer premio adopta la forma de un largo volumen perpendicular al borde del lago, del cual emergen dos brazos con habitaciones que miran hacia la orilla.

En todos los casos, la altura de los edificios es escasa (no exceden de tres o cuatro pisos) y se respetaron los árboles existentes en el terreno, que tiene 100 metros de frente, sobre la misma costa del lago Espejo, y 200 metros de fondo, con una suave pendiente ascendente.

Códigos arquitectónicos

La Bienal de Buenos Aires ha sido el ámbito propicio para demostrar una vez más que los arquitectos tienen códigos propios. Algunos hechos son prueba de ello.

Luego de las sucesivas ponencias del domingo (en las que se destacó la oposición entre el urbanismo moderno y la revalorización de la herencia), el lunes por la mañana estalló Wolf Prix, levantándose intempestivamente del panel que integraba ante la encendida defensa del tradicionalismo que esgrimió su colega Leon Krier (ver en este mismo suplemento, página 8).

El día de su conferencia el holandés integrante del famoso grupo Coop Himmelblau se despachó frente a los participantes: "Volé 14 horas para llegar, pasado mañana volaré otras 14 para regresar y ahora me dicen que tengo media hora para exponer. Me siento presionado y creo que esta modalidad de organización adolece de stress capitalista ". Entonces ya nadie dudaba del estilo polémico de Wolf Prix. "¿En quién nos inspiramos?, ¿quién es nuestro maestro?, Mick Jagger y los Rolling Stone, por supuesto", dijo inventando un diálogo imaginario.

"¿El entorno? No se trata de buscar una integración directa, sin elaboración. El entorno debe estar presente en una obra de arquitectura como el alma rescatada de un paisaje o de una topografía", aseguró Hermann Hertzberger Muchos de los extranjeros volvieron por sus propios medios a visitar la Casa Curutchet, la obra de Le Corbusier situada en La Plata, que habían recorrido el sábado en una visita guiada.

Mientras, en el hall del Coliseo, los futuros arquitectos agotaron los ejemplares del libro de Peter Pran tras su aplaudida exposición, la reacción opuesta se manifestó después de la conferencia de Zaha Hadid, polémica en sus gestos y frases, que fueron interpretadas por los jóvenes como despreciativas hacia Sudamérica.

Un prolongado aplauso coronó la charla de Clorindo Testa, juzgada por muchos como una de las mejores de la reunión, y lo mismo ocurrió el martes 26, cuando subió al escenario para recibir el Premio MNBA/Air France al Proyecto no Construido.

En tanto, los arquitectos latinoamericanos Jaime Lerner y Laureano Forero cosecharon elogios unánimes por su arquitectura orientada a resolver problemas de la población.


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