domingo, 26 de junio de 2011

La Nación Arquitectura. Bienal BA 1998

Una capital para la arquitectura

Buenos Aires reafirma una vez más sus laureles de ciudad cultural por antonomasia, dando cabida durante casi una semana a lo más graneado de la arquitectura argentina e internacional. En estas páginas, un diario de actividades casi completo y algunas reflexiones sobre este fenómeno que asombra a muchos

Miércoles 25 de noviembre de 1998 | Publicado en edición impresa
Una capital para la arquitectura
Los estudiantes de arquitectura, los más asiduos y entusiastas de la VII Bienal Internacional de Arquitectura BA/98. / Marino BalbuenaVer más fotos

El jueves fueron inauguradas las muestras que se presentan hasta el 2 de diciembre próximo en el Museo Nacional de Bellas Artes, acto que coincidió con la apertura oficial de la VII Bienal BA/98.

A las 19 (la hora anunciada para el comienzo de las actividades) aún se veía escaso público en las salas destinadas a la Bienal. Solo y abocado a la contemplación, Clorindo Testa recorría el área de los premios Mies van der Rohe a la arquitectura latinoamericana y europea, y la muestra de Mackintosh en la escuela de Glasgow, ambas en el nuevo pabellón.

Ya sobre las 20, las salas se poblaron de gente. El sector donde se exhibe la obra de Herman Hertzberger llamó la atención de los visitantes por el particular mobiliario que contienen los paneles y maquetas del autor, cuyas líneas acompañan a la perfección las formas de la arquitectura. Tras la profusión de fotografías, planos, croquis y volúmenes del holandés, el pequeño auditorio contiguo destinado a los premios Prodaltec a la arquitectura digital lucía todavía despoblado.

La ceremonia, presidida por el director del museo, Jorge Glusberg, y el embajador de Suecia, comenzó a las 20, ante la presencia de numeroso público.

El marco no pudo ser mejor: detrás de los personajes, las impresionantes maquetas de la arquitectura de Andrea Palladio lucían bajo los spots, mientras hacia el otro lado se destacaba la muestra del vienés Hans Hollein, a quien se lo vio en amable charla con Massimiliano Fuksas.

La última bienal del siglo ofreció abundante material para la reflexión, además de algunos datos para la controversia.

Viernes 20

Después de cada una de las numerosas conferencias que conformaron la apretada agenda en el Coliseo, los asistentes eligieron el hall y la confitería ubicada en la esquina de Libertad y Marcelo T. de Alvear como los espacios del encuentro y el debate.

Entre las ponencias más comentadas del viernes, la charla del argentino César Pelli se destacó por la claridad exhibida por el autor para mostrar el respeto a la historia y al entorno que distingue a las Petronas Towers de Kuala Lumpur de entre sus pares del mundo.

El principal hacedor del encuentro, Jorge Glusberg, dio su conferencia en la noche del viernes último y, en un intento por enmarcar el contexto de estas reuniones internacionales y porteñas, relató a la audiencia una prolija síntesis de los acontecimientos desde 1987 hasta el presente. La caída del muro de Berlín en noviembre de 1989, las sucesivas etapas en la difícil tarea de obtener la paz en Irlanda, la Guerra del Golfo, el desgarro de Bosnia y otros infelices acontecimientos se conjugaron esa noche con el papel de la arquitectura, siempre comprometida en la reconstrucción.

La noche del viernes tuvo su broche de oro en la conferencia magistral de Massimiliano Fuksas, un romano que prefirió desarrollar su oratoria en tres idiomas. "Voy a hablar diez minutos en italiano, otros diez en inglés y luego en francés", dijo recién llegado del ágape que Carlos Kantt, presidente de la firma Tecno, ofreció a los participantes de la VII Bienal.

"Hace un tiempo que el concepto de entorno comenzó a parecerme insuficiente. Entonces una palabra sonaba en mis oídos: geografía, geografía geografía ...", declaró ante un público estupefacto.

De riguroso negro, como casi todos los expositores, presentó su edificio de entrada a la Caverna de Niaux, en Francia, donde hay pinturas rupestres del paleolítico y confesó, cambiando sin aviso el inglés por la lengua francesa, "cuando vi el lugar me dije a mí mismo qué hacer, construir o no hacer nada. Me incliné por una estructura liviana de madera y acero materializada en color rojo".

Lui Jia Zui, el ordenamiento urbano que Fuksas lleva adelante en la orilla izquierda del Hung Pu, en Shanghai, deslumbró a los presentes con su inusual escala.

Así concluyó la primera jornada en el teatro Coliseo; entonces ya se sabía que Richard Meier no estaría presente. Mientras tanto, y en un enroque de último momento, Michael Graves estaba llegando a Buenos Aires desde Nueva Jersey.

Como casi siempre sucede, el día inaugural de la VII Bienal fue una suerte de anticipo de lo que sucedería durante el desarrollo de la misma.

Sábado 21

Harry Seidler, un vienés radicado en Sydney, Australia, que fue destacado participante de la primera Bienal, en 1987, presentó uno de sus trabajos recientes, el Horizont Apts., en Sydney, donde se aprecia la original y osada manipulación del hormigón armado que despliega este otrora alumno de Walter Gropius y asistente de Marcel Breuer.

Seidler, que prontamente desafiará a las Petronas de César Pelli desde la ciudad de Melbourne, Australia, donde realizará la construcción del edificio más alto del mundo, la torre de oficinas y comercios Grollo de 500 metros de altura, mostró también un conjunto de viviendas para dos mil quinientas personas en un área actualmente en desarrollo a orillas del río Danubio, en Viena.

Minutos más tarde, la presentación de Lawrence Kim, un coreano involucrado en la restauración del Palacio Imperial Ch´angdokkung, en Seúl, aportó la nota romántica y la escala cultural a una arquitectura más bien globalizada.

Realizado según los lineamientos del Feng Shui, el Palacio estará restaurado el año próximo para la celebración del Año de la Arquitectura en Corea.

Herman Hertzberger, vestido con traje negro y camisa gris, natural de Amsterdam, Holanda, tuvo una de las disertaciones más controvertidas y teóricas de la VII Bienal. Inició su presentación mostrando una casa de Le Corbusier arruinada por sus moradores y se preguntó qué se puede hacer al respecto.

El recurrente problema en relación con el tiempo disponible para cada disertación, tuvo su cuota de humor aportada por Michael Graves. Al inicio de su charla, consideró escasa la media hora prevista por el programa (considerando el extenso viaje realizado), máxime luego de acordar con Stanley Tigerman (su sucesor en el podio) que debían hacer lugar para las cuatro horas que seguramente ocuparía la disertación de Jaime Lerner. La exposición del arquitecto/gobernador del Estado de Paraná, tal como lo definió en su presentación Luis Grossman, no duró tanto, por cierto, pero se excedió largamente del límite otorgado, lo que Lerner trató de explicar respondiendo a Graves que era porque se había malacostumbrado a los discursos de los políticos en Cuba, que solían durar más de 14 horas. Las mencionadas dilaciones en el horario previsto impidieron a la presidenta de la UIA, la arquitecta mexicana Sara Topelson, exhibir las 130 diapositivas que había preparado para su tema: la preservación de obras de arquitectura. Lo ocurrido invita a la reflexión acerca de la conveniencia de apretar tanto una agenda con la contrapartida de profesionales que no se resignan a circunscribir sus exposiciones a sólo media hora.

La extensión de la charla de Lerner no opacó los fundamentales conceptos vertidos acerca de la forma de modificar las características negativas de las ciudades a partir del compromiso de la comunidad en su conjunto. Temas de actualidad como el transporte público, la clasificación de residuos domiciliarios y la limpieza de vías navegables fueron resueltos en Curitiba, donde fue alcalde antes de ser elegido gobernador del Estado, con la pregunta: "¿Y por qué no se puede hacer?"

Considerando que es uno de los pocos arquitectos que han arribado a una función ejecutiva de primera magnitud en el mundo, vale destacar la respuesta que dio a un periodista que le preguntaba por qué había tantos arquitectos en su equipo del municipio de Curitiba: "Porque ya probamos con todos los demás", fue la respuesta. A juzgar por los resultados, sería un ejemplo para ser imitado en otras partes.

Luego de Sara Topelson, le tocó cerrar la noche del sábado a Mario Roberto Alvarez. Lo avanzado de la hora (inició su disertación después de las 23) no mermó el interés del público por una figura que ha trascendido nuestras fronteras, como se pudo verificar cuando, en el pasillo central, un invitado extranjero le expresaba en inglés a su compañero de asiento que esperaba que hubiera traducción a ese idioma de la conferencia de Alvarez.

Domingo 22

El aporte de la computación no estuvo ausente en la Bienal 98. En su disertación del domingo por la tarde, Peter Pran destacó la importancia de las animaciones en 3D, que permiten explorar aspectos de los edificios inimaginables 40 años atrás.

Las diapositivas mostraban imágenes de tal perfección que costaba diferenciarlas de una foto de la obra terminada.

El video final de 3 minutos de duración recorriendo su hospital neurosiquiátrico en Nueva York, impresionó aún más por el sentido del recorrido y visuales atípicas obtenidas.

A pesar de la fuerza que la tecnología confería a su presentación, Pran recordó a su auditorio que estas animaciones no reemplazan, en su opinión, a los tradicionales modelos a escala, y recordó nostálgicamente sus encuentros con Mies y la influencia que tuvieron en su formación.

Un tema que preocupaba a Pran estaba relacionado con los grados de libertad con que contaban los diseñadores en el mundo actual. En los Estados Unidos, por ejemplo, se ponían, a su juicio, muchas trabas como resultado de la influencia entrecruzada de políticos, ecologistas, comisiones vecinales, planificadores y los propios usuarios.

Luego de la conferencia de Pran, los estudiantes agotaron los ejemplares del libro que muestra sus obras recientes, presentado en el stand de CP67.

Similar enfoque planteó Hans Hollein en su disertación, al recordar que cuando presentó su proyecto para la embajada de su país en Berlín, con un muro ligeramente curvo en la esquina, el comité de aprobación del municipio lo rechazó aduciendo que los muros curvos no eran berlineses. La resolución en piedra propuesta por Hollein cuidaba particularmente el estilo local, pese a lo cual se vio forzado a ceder el proyecto en favor de otro profesional.

La participación de Wolf Prix en la tarde del domingo se inició con un tema recurrente en esta bienal: la queja por el escaso tiempo disponible de disertación (media hora) comparado con el extenso viaje de ida y vuelta a nuestro país (catorce horas promedio).

Su exposición, de neto corte deconstructivista contrastó con la inmediata posterior de León Krier, que hizo una encendida defensa del clasicismo, al estilo de su proyecto del barrio de Poundbury, ejecutado a pedido del príncipe de Gales.

Los conceptos de zonificación, policentrismo y distribución de funciones en las áreas urbanas, expresados por Krier, se asemejaron, pese a las diferencias geográficas y culturales, con lo expresado por el arquitecto Jaime Lerner, de Brasil, el día anterior.

Al presentar al arquitecto Hans Hollein, Jorge Glusberg agradeció la presencia del prestigioso profesional en nuestro país.

Recordó, asimismo, su exitosa tarea como director de la última Bienal de Venecia, de la que participaron los más prestigiosos estudios de arquitectos de nuestro país.

Ante la inminencia de su partida unas horas después de su disertación, Glusberg se permitió anticipar a Hollein el resultado de la labor del jurado internacional que trabajó sobre las presentaciones de esta Bienal que se oficializará el martes próximo.

Quiso, según sus propias palabras, tener el honor y el gusto de entregar a Hans Hollein, artista y arquitecto de renombre internacional, el Gran Premio de la Bienal BA/98.

Este texto se elaboró con la colaboración de Mónica Garmendia, Marcelo Rizzo y Alfredo Guidali

De todo el mundo

Resulta ciertamente singular que en estos días de noviembre se realicen en Buenos Aires tantos y tan fructíferos encuentros referidos al mundo de la arquitectura.

Pocos días atrás se realizó en el aula magna de la Facultad de Derecho, la 2a. Bienal del Urbanismo; el 18 y 19 del actual se reunieron en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA figuras de relieve internacional para deliberar sobre Gestión de ciudades . Los arquitectos Mariano Arana (intendente de Montevideo) y Jaime Lerner (gobernador del Estado de Paraná, Brasil) disertaron en esa ocasión.

Mientras en la Universidad Di Tella se aprestaban a comenzar seminarios con importantes profesores del país y el exterior, culminaba la VII Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires.

Ya se conocen las maratónicas series de conferencias magistrales a cargo de célebres figuras en el teatro Coliseo y las impactantes exposiciones que se exhiben en el Museo Nacional de Bellas Artes y en el Centro Cultural Borges.

Pero el lunes, en el auditorio del Museo se vivió un episodio menos conocido -que se realizó a modo de ensayo el año último-: se colmó con un público que incluso debió permanecer de pie cuando se inició la anunciada mesa de debate con la participación de los asistentes, entre los que se notaba una mayoría de estudiantes.

Una vez más, la iniciativa resultó muy exitosa. Con la participación de Papadakis, Chemetov, Bofinger, Kucker, Andreu, Emili Donato, los hermanos León y Rob Krier, y la sólo fugaz presencia de Wolf Prix (que se retiró disgustado por algunas expresiones de uno de los panelistas), se desarrolló un fecundo cambio de opiniones, el que en un momento dado tuvo, a modo de intermedio, un recital de piano y canto que, para sorpresa del público, estuvo a cargo del arquitecto León Krier al piano, con su esposa en el canto.

Cada una de las piezas fue saludada por una ovación.

Orgullosa deducción

Como se ve, aunque no siempre la cantidad es signo de calidad, en este caso la abundancia coincidió punto por punto con la excelencia de las presentaciones.

Quizá porque, como decía Richard Rogers en la entrevista que La Nación publicó el 11 del actual, "estemos volviendo a una etapa más humanista. Un arquitecto puede ser un artista, un científico, un sociólogo, un político o un empresario", quizá porque los argentinos le dan cada vez más importancia a una disciplina que está en la base de nuestras vidas sobre la tierra, el hecho es que, una vez más, por una semana Buenos Aires fue capital de la arquitectura internacional.

Los premios de la VII Bienal

Al cierre de esta edición, se dieron a conocer los premios de la VII Bienal de Arquitectura Internacional de Buenos Aires BA/98.

Con un jurado internacional compuesto por Vakhtang Davitaia (Georgia), Jorge Glusberg (Buenos Aires), Ram Karmi (Tel Aviv), Kiyonori Kikutake (Tokio), Josef Kleihues (Berlín), Wilhelm Kucker (Munich), Frei Otto (Leonberg), Harry Seidler (Sydney), Stanley Tigerman (Chicago), Sara Topelson (México) y Abraham Zabludovsky (México), se otorgaron los siguientes galardones:

  • De la VII Bienal Internacional de Arquitectura: Gran Premio Internacional a Hans Hollein (Austria); Gran Premio Latinoamericano a Jacques Bedel (Buenos Aires), y Gran Premio Argentino (auspiciado por el CPAU) al estudio Lier-Tonconogy (Buenos Aires).

  • Del Comité Internacional de Críticos de Arquitectura (CICA): Premio Internacional a Herman Hertzberger (Holanda); Premio Latinoamericano a Carlos Ott (Uruguay), y Premio Argentino a Luis Bruno (Buenos Aires).

  • Premios Diario La Nación a la Joven Generación: Premio Internacional a Hsuko Hasegawa (Tokio); Premio Latinoamericano a Enrique Browne (Chile); Premio Argentino a Alejandra Guzzo (Buenos Aires).

  • Premio a la Crítica: a Joseph Rykwert (Londres).

Con respecto a los premios MNBA/Air France-Jean Louis Garnier, los elegidos fueron los siguientes:

  • Premio para arquitectos y/o estudios en la categoría Obras Construidas: Estudio Gramática/Guerrero/Moreno/Urtubey/Pisani por el Palacio de Justicia de Córdoba.

  • Premio para arquitectos y/o estudios en la categoría Proyectos No Construidos al estudio Clorindo Testa por la Universidad Torcuato Di Tella.

  • Premio para la Joven Generación (menores de 40 años) para el estudio Blinder/Janches a la Vivienda Unifamiliar en el Tigre.
Otros galardones

También se juraron los premios del Concurso Prodaltec de Arquitectura Digital, organizado por el Museo Nacional de Bellas Artes y Prodaltec Prodima Alta Tecnología SA.

El jurado estuvo compuesto por Tomás Dagnino, Mónica Fernández, Jorge Glusberg, Claudio Guerri, Leonardo Kopiloff, Graciela Melgarejo, Adriana de Miguel, Eduardo Miretti y Arturo Montagú.

Sobre una preselección de 33 trabajos, los ganadores fueron los siguientes:

  • Primer Premio al Estudio Mario Roberto Alvarez-arquitecto Santiago Garay-South Convention-Puerto Madero

  • Segundo Premio al Estudio ARX Arquitectura-arquitecto Hugo Gutiérrez-Amanecer de un día agitado.

  • Tercer Premio al Estudio ARX Arquitectura-arquitecto Patricio Navarro-Tattersall de Palermo.

Mención a la obra de arquitectura al Estudio Dujovne-Hirsch y Asociados-Edificio La Nación , y mención al Arquitecto para Alejandro Goldemberg-Torres de Caballito (las obras premiadas y las seleccionadas están expuestas en el Centro Cultural Borges hasta el 29 del actual, con entrada libre).

El Premio Talcahuano Plaza al equipamiento de un edificio de oficinas correspondió a los arquitectos Patricio Navarro, Gonzalo Navarro (colaboradora, María Costanza Navarro).

El Premio MNBA/Vasa Blindex se distribuyó de la siguiente manera: Primer Premio, a los arquitectos Mariano Albornoz, José Manuel Fiori, Gastón Flores, Gabriel Galván y Martín Torrado; Segundo Premio, para los arquitectos Fabián Maci, Guillermo Lesch y Patricio Cuello (colaborador, Alejandro Cuello). La primera mención correspondió a los arquitectos Graciela Ecenarro, Andrés Santangelo y Jorge Centeno, y la segunda, al arquitecto Raúl Flamingo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario