domingo, 30 de junio de 2013

Los orígenes de CICA y su presencia en la próxima bienal de arquitectura.

Los orígenes de CICA y su presencia en la próxima bienal de arquitectura.
Si nos remontamos a la importancia de la teoría de la crítica de la arquitectura empezamos a develar el rol que juega con respecto a la cuestión urbana y su funcionamiento con el individuo. Los principios teóricos son herramientas esenciales para el desarrollo de ésta cuestión urbana y muchas veces establecen posiciones adoptadas respecto de la categorización de la problemática de las ciudades. El prócer de la arquitectura moderna, Le Corbusier en la carta de Atenas en el año 1933 realiza el primer manifiesto urbanístico redactado en el  IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (C.I.A.M.), pero fue publicado por razones políticas de su autor recién en1942.

La Carta de Atenas advertía sobre la razón de ser del futuro urbano, delineando los puntos doctrinales para la organización física de la nueva complejidad social de las ciudades.
El valor de aquel enfoque permite recordar su criterio conceptual inicial.
    “La ciudad no es más que una parte del conjunto económico, social y político que constituye la región.  La unidad administrativa raramente coincide con la unidad geográfica, esto es, con la región. La delimitación territorial administrativa de las ciudades fue arbitraria desde el principio o ha pasado a serlo posteriormente, cuando la aglomeración principal, a consecuencia de su crecimiento ha llegado a alcanzar a otros municipios, englobándolos a continuación, dentro de sí misma. “
Luego de haber comenzado un nuevo milenio, los cien últimos años del milenio anterior, podríamos denominarlo   "el siglo de la arquitectura". Por lo menos, la producción de arquitectura en el mundo entero, ha sido la mayor de la historia durante esta centuria.
El dato no para desdeñar, sobre todo si recordamos, con el filósofo alemán Walter Benjamin, que "las edificaciones han acompañado al hombre desde sus primeros tiempos", y que "la historia de la arquitectura es más larga que la de cualquier otro arte" y "y no se ha interrumpido jamás".
Debemos pensar de qué manera vamos a entrar en el tercer milenio, con qué aportes y propuestas. La arquitectura está llamada a ejercer un papel decisivo en esta materia. Lo estuvo siempre, pero el llamado es más perentorio, si tenemos en cuenta que en el año 2005, la población del mundo ronda los 6.500 millones de habitantes, la mitad de los cuales han de vivir en ciudades.
La arquitectura constituye un asombroso ejemplo de la expansión artística de nuestro tiempo. Por eso, hoy es entendida no sólo como el arte de construir edificios sino como el arte de construir el entorno humano. Y, sin duda, es posible (y necesario) considerar al entorno humano como la realización máxima de la estética arquitectónica, aunque no, por cierto, en el sentido tradicional, que exige eliminar todas las observaciones prácticas y adoptar un distanciamiento contemplativo respecto de la obra de arquitectura.
Por lo contrario, el entorno humano (y todo entorno humano es mayoritariamente urbano en nuestros días) suscita y, a la vez, compendia una experiencia opuesta a este sentido tradicional de las concepciones estéticas: es la experiencia de un compromiso humano que la arquitectura siempre quiso demostrar y a menudo logró plasmar.
Como realización de una estética arquitectónica que ya no es primariamente visual y formal, el entorno urbano supone y requiere una estrecha participación entre el sujeto que percibe, y el objeto percibido, participación que se conjuga con los intereses históricos y culturales del individuo.
Hay una mutua correspondencia entre persona y arquitectura. El espacio necesario para las actividades que debe albergar un edificio, las circulaciones, la luz, la temperatura, el soporte estructural, los materiales de construcción, las superficies, son consideraciones prácticas. Pero ellas generan, al mismo tiempo, las condiciones perceptivas que determinan y guían el funcionamiento humano.
Un pórtico tiene tanto ritmo como el peatón que pasa debajo de él. En las unidades modulares de hormigón premoldeado, existe movimiento, como en los ojos que las observan.
Los espacios cerrados no sólo sirven para contener actividades: son aprehendidos cinéticamente, así como las texturas de sus superficies apelan a la vista y al tacto. La luz no sólo hace posible el ejercicio de tareas específicas: también crea espacios y, por medio de sus sombras, evoca masas. En suma, la arquitectura es inseparable e indisociable del ser humano, y lo ha sido desde sus comienzos.
La metrópolis moderna ha sido construida por seres humanos, ciertamente, pero ella no siempre los ubica en el centro experiencial. Los típicos rascacielos sobrevuelan opresivamente al peatón, reduciéndolo a una vulnerable insignificancia. Sin embargo, somos importantes a nuestros propios ojos, si no lo somos a los ojos encristalados de los edificios en cuya compañía podemos encontrarnos; y así entramos en una dinámica relación con ellos.
Si bien podemos concebir a cualquier estructura arquitectónica como un volumen estable y a nuestro cuerpo como un volumen móvil, el entorno construido es, en verdad, un todo dinámico, en el cual personas y estructuras entablan y afianzan relaciones recíprocas que cambian de manera constante. Hasta podemos definir a la arquitectura como el arte de construir un entorno activo sobre la base del espacio, el volumen y las otras modalidades perceptivas del lugar.
Hay, una indisoluble reciprocidad entre individuo y entorno, entre acción y respuesta humanas de un lado, y características y cualidades del entorno, de otro lado. La reciprocidad es, por cierto, un elemento constante en la experiencia del entorno.
Pero el entorno tiene también una dimensión temporal, que adquiere su forma elástica a partir de los movimientos de aquellos objetos que lo constituyen. Masas, colores, luces, líneas y sonidos se fusionan en nuestra percepción, y sólo los distinguimos en las actividades conceptuales de ordenar y controlar la experiencia. El cuerpo es igualmente parte de esta amalgama y sus procesos componen un modo de vivir en el entorno, tanto como caminar o conducir son maneras de movernos sobre la superficie de la Tierra, o como nadar o navegar son medios de atravesar una extensión de agua.
Para la persona, esto es ser, según Heidegger. Ser humanos es estar en la tierra, habitar. Y esto es además lo que significa construir edificios. Construir, dice Heidegger, es una manifestación del habitar, del estar en la tierra, un hecho oscurecido por las formas más evidentes en que ese habitar y ese estar se expresan, tales como cultivar la tierra y erigir inmuebles. Así, el entorno no es el objeto de un acto subjetivo de contemplación sino la condición de nuestra vida.
El diseño urbano no puede limitarse al ordenamiento de espacios públicos y privados sino que debe además crear secuencias experienciales. La ciudad debe ser legible. Sus imágenes tienen que ser reconocidas de inmediato por el habitante. Pero además de las atracciones visuales, es preciso que la ciudad ofrezca estímulos auditivos, que vayan más allá del estruendo del tráfico; percepciones táctiles y olfativas, que sirven para distinguir los diferentes escenarios urbanos; y la conciencia del movimiento. La planificación urbana ha de volcarse a modelar experiencias instrumentales. Jürgen Habermas ha destacado con acierto cómo la generalización de los tranvías, hacia mediados del siglo XIX, revolucionó la experiencia del tiempo y del espacio entre las masas urbanas, lo que también importó modificar la percepción de las ciudades por sus habitantes.
La acción de los críticos no debe ser comprendida como  la formulación de juicios sobre los arquitectos y sus obras, sino una investigación de su diseño, historia y relaciones.
CICA fue fundado en ocasión del XIII Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) realizado en México en 1977. Impulsado por Bruno Zevi y Pierre Vago, el Comité se propuso conciliar las relaciones entre arquitectura y crítica, y promover el diálogo entre ambas prácticas.
La Carta del Machu Picchu está firmada por Bruno Zevi, Jorge Glusberg, Fernando Belaúnde Terry, Félix Candela, Francisco Carbajal de la Cruz, George Collins, Leonard J. Currie, Mark Jaroszewicz, Santiago Augusto Calvo, Oscar L. de Guevara, Alejandro Leal García, Reginald Malcolmson, Ann Arbor; Dorn Mc. Grath, Luis Miro Queseda Garland, Carlos Morales Machiavello, Guillermo Payet Garreta, Paulo Pimentel Morales, Felipe Prestamo, Héctor Velarde, Fruto Vivas, Manuel Ungaro Zevallos, Oscar Alvarez, Elizabeth Carrarco , Charles Eames, José Luis Sert, Buckminster Fuller, Gordon Bunshaft. John Mc. Ginty, Jerzy Zoltan, Paul Rudolph, Bruce Graham, James Swann, Pier Luigi, Ricardo Legorreta, Pedro Ramirez Vasquez, Julian Ferris, Kenzo Tange, Kunio Mayekawa, Oscar Niemeyer, Brian Henderson,  Alejandro Moser, Enrico Tedeschi, Amancio Williams, Clorindo Testa y Daniel Ramos Correas y luego difundida en coincidencia con el Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos en México en 1978. La Carta de Machu Pichu fue recuperada para otra utopía, edificar el futuro ante el crecimiento de los asentamientos humanos y la advertencia de la disponibilidad limitada de los recursos humanos y naturales.
Sus actividades mostraron siempre su convicción de que la crítica debe ser reconocida como parte del proceso arquitectónico desde el inicio del proyecto hasta el final de la obra.
Uno de sus miembros, Louise Merelles recordó la primera declaración en México: “Fue una Babel de lenguajes pero poco a poco se fueron desprendiendo ideas y puntos de vista compartido por todos los asistentes. Finalmente, gracias a la claridad de visión y el poder de síntesis de Bruno Zevi, se redactó una Declaración de Principios”.
En el encuentro en Barcelona, las sesiones públicas se realizaron en la Fundación Joan Miró (1979), acompañadas por la publicación de los textos presentados, en un libro titulado Architectural Theory and Criticism (Teoría y crítica de la arquitectura).
Al año siguiente, en Buenos Aires,  se editó
Is Architecture a Language, and in what sense? (¿Es la arquitectura un lenguaje, y en qué sentido?). Finalizadas las sesiones se redactaron los Estatutos que se encuentra actualmente en la sede CICA en Londres. El CAYC fue durante los primeros quince años la secretaría y coordinadora de la institución.
Bruno Zevi, figura central del Comité,  se había graduado en la Harvard University, Massachussets, en 1942 y se doctoró en la Universidad de Roma en 1945. Internacionalmente reconocidos son sus libros, ya clásicos (traducidos a todos los idiomas), Saber ver la arquitectura, El lenguaje moderno de la arquitectura y Lenguaje de la arquitectura contemporánea, que lo convirtieron en el historiador más importante de la arquitectura moderna. Cuestionó la postura de arquitectos y teóricos que apoyaban lo que se generalizó como movimiento postmoderno defendido por  el inglés Charles Jencks y el editor de A.D. (Architectural Design, revista dirigida por Andreas Papadakis), en Londres.
La dedicación de Zevi y el valor de su sucesor Kenneth Frampton, impulsaron el carácter relevante que adquirió el ejercicio de la crítica desde la creación del Comité.
Mi padre Jorge Glusberg fundador del Cayc en una entrevista declaraba lo siguiente con respecto a CICA y su creación junto a Bruno Zevi. Un poco contando los orígenes de CICA y su funcionalidad hasta hoy en día.
“Ya desde sus comienzos, el CAYC ofreció tribuna a los arquitectos argentinos e internacionales, y espacio a las muestras de esta disciplina creativa. Tres de los miembros del Grupo CAYC son arquitectos: Bedel, Benedito y Testa. Así, en definitiva, la arquitectura no es un episodio tardío en mi vida ni en la vida del Centro de Arte y Comunicación.
Son dos preguntas. Empecemos por la primera. El Comité Internacional de Críticos de Arquitectura (CICA) era una necesidad sentida por muchos, en diferentes partes del mundo. Yo era uno de esos muchos. La crítica de arquitectura debía ser “institucionalizada”, porque, como la crítica de arte, es un factor indisociable de la creación.
A fines de 1977, invitado por la Universidad Federico Villarreal, de Lima, participé de la reunión de arquitectos, críticos y teóricos destinada a elaborar la Carta de Machu Pichu. Llevé, para ese cónclave, un ensayo: Hacia una arquitectura topológica, el primero de mis libros sobre arquitectura y arquitectos. 
Al margen de las reuniones, el tema del CICA apareció por sí solo, sin que nadie lo trajera a cuento; es que todos los allí presentes –entre ellos, Bruno Zevi- veníamos pensando en ese tema. A través de un trabajo en común de más de quince años aprendí muchísimo de este gran historiador.
Junto con Bruno Zevi de Italia, Max Blumenthal de Francia, Louise Noelle de México, y Mildred Schmertz y Blake Huges de EE.UU., Jorge Glusberg perteneció a los fundadores del CICA. La primera reunión tuvo lugar en el Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos UIA Mexico 1978 el 26 de octubre, la imagen de arriba muestra, de izquierda a derecha, Bruno Zevi, Pierre Vago, Louise Noelle, Peter Huges y, a la derecha, Jorge Glusberg. Durante muchos años fue el secretario general del CICA y hasta su muerte un miembro del Consejo de Administración.
Jorge Glusberg Bruno Zevi


Fue entonces, cuando el CICA comenzó a nacer. La verdad es que no tardó en nacer: porque fue fundado nueve meses después, el 26 de octubre de 1978, en México, en el marco del XIII Congreso Mundial de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), cuyo presidente honorario de entonces, Pierre Vago, "apadrinó” la creación del CICA.
Me enorgullece, por cierto, haberme contado entre los firmantes de la Declaración de Principios del CICA, junto a Zevi, Max Blumental, Louise Mereles, Mildred Schmerz y Blake Huges. Por último, el CICA quedó constituido el 19 de julio de 1979, en Barcelona, en un primer encuentro internacional, que tuvo veintiséis participantes y fue organizado por el CAYC y la Fundación Joan Miró. El resto es historia conocida, y el CICA ya tiene más de veinte años.
En tres oportunidades llevamos a cabo encuentros en U.S.A. aprovechando el hecho de que yo trabajaba en New York University como profesor asociado desde 1981.
En cuanto a la segunda pregunta, debo decir que para mí no sólo siguen vigentes los tres principios básicos del CICA: ser un espacio de debate y aun de polémica, entre arquitectos y críticos; entender a la crítica como un elemento indisociable del proceso arquitectónico, desde la elaboración del programa hasta los últimos detalles del diseño; y, por último, tener la certeza de que la crítica es un incentivo esencial para el logro de más audaces e independientes formas de creatividad. Creo que estos principios tienen hoy una mayor vigencia, y que el CICA debe trabajar con todo ahínco para llevarlos adelante. En este sentido, debería tener una presencia más nítida, más intensa, más viva, ya por medio de publicaciones permanentes, de difusión en la prensa internacional, de la edición de libros. El CICA debería crear secciones en cada país, de modo de que su labor se vea acrecentada por las labores particulares de sus secciones nacionales. Sería esta una manera de visualizar y afirmar esa presencia, de habilitar un diálogo más sistemático y una participación más efectiva entre arquitectos y críticos. De tal forma, las reuniones internacionales del CICA se verían fortalecidas por la masa de aportes de cada sección nacional. En cuanto al establecimiento de un código de conducta para la profesión, estoy de acuerdo, pero siempre y cuando no se transforme en un reglamento autoritario y falto de equidad. Ese código debería, como el CICA, “institucionalizar” la crítica de arquitectura, definir su importancia capital, valorar el papel del crítico, señalar las formas de ejercicio de su profesión, los objetivos a lograr, los ejes de coincidencia con el arquitecto, las vías del debate y la colaboración, los límites éticos de la crítica y del crítico.
Desde luego son necesarios vínculos cada día más estrechos entre el CICA y la UIA (Unión Internacional de Arquitectos), que deben reflejar la vinculación de la base entre críticos y arquitectos. La existencia por separado de las dos organizaciones no puede, en ningún caso, limitarse el papel del CICA a su presencia en los congresos mundiales de la UIA. Por lo contrario, las relaciones entre ambas entidades han de ser permanentes, sistemáticas.
Al responder a la segunda parte de su pregunta anterior, sostuve la vigencia de los tres principios capitales que dieron origen y filosofía propia al CICA, uno de los cuales precisamente señala a la crítica honesta e imparcial, documentada y seria, como un hecho indisociable del proceso arquitectónico. ¿Cómo asegurar esta participación de la crítica? También en mi respuesta a la segunda parte de la pregunta anterior enuncio algunas formas de fortalecimiento de la presencia del CICA, que deben leerse como ideas tendientes a garantizar o afirmar la intervención indispensable de la crítica.
El impacto de la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires en la América Latina ha sido grande, sustantivo, como lo ha sido en el resto del mundo, y lo digo sin falsa modestia. Llevo años predicando la necesidad de crear un “circuito latinoamericano” para el arte y la arquitectura, que pueda sumarse al circuito internacional que une a los Estados Unidos, Europa y países del Asia, como Japón. Es mucho lo que hemos avanzado en la materia, pero todavía falta mucho por hacer. Entre tanto, la Bienal de Buenos Aires, como punto de encuentros y de intercambios, es un eslabón de ese circuito: los arquitectos argentinos y sus colegas de los demás países latinoamericanos tienen oportunidad de dialogar con los arquitectos del mundo entero, quienes, desde luego, tienen la misma oportunidad. Cuando vuelven a sus países, unos y otros, vuelven enriquecidos por el conocimiento de las ideas y las experiencias de cada uno. Por lo demás, preciso es no olvidar que la arquitectura latinoamericana ha dado aportes de alto valor y los sigue dando, y que ha tenido y tiene verdaderos maestros, reconocidos en todas las latitudes. Me agrada recordar que César Pelli, Rafael Viñoly, y Emilio Ambasz, son argentinos.
La participación estudiantil en la Bienal de Buenos Aires es una de las características que la distinguen desde su primera edición, en 1985. Me atrevería a decir que en ningún otro encuentro internacional es tan numerosa y atenta la participación de los estudiantes.

Con la Bienal de Buenos Aires ocurrió lo mismo que con el CICA. La idea estaba en muchas cabezas: sólo se necesitaba ponerla en marcha. El restablecimiento de la democracia en la Argentina, a fines de 1983 –después de casi ocho años de dictadura militar, la más cruenta y dolorosa que haya sufrido nuestro país en su historia contemporánea-, fue el gran estímulo para la organización de la Bienal: costó esfuerzos tremendos pero tuvo y tiene resultados excepcionales. Han pasado quince años y ocho ediciones. Hubo grandes cambios, pero yo los resumiría diciendo que tienen que ver, sobre todo, con el número cada vez mayor de personalidades de la arquitectura, el pensamiento y el arte que vienen a Buenos Aires para la Bienal; con el creciente interés de la prensa argentina y del exterior por este encuentro; con el aumento del público que sigue las conferencias y las muestras de la Bienal –no sólo estudiantes y profesionales sino también gente común-; y con el hecho, que nos enorgullece, de que durante los siete días de la Bienal, Buenos Aires es una “moveable feast”, como la que Hemingway halló en París y describió en su libro inolvidable.” 

Estatutos del CICA

                
Estatutos del Comité Internacional de Críticos de Arquitectura
Primera reunión del CICA en el Instituto Joan Miró de Barcelona 1979. Jorge Glusberg,
Pierre Vago, Julius Posener, Louise Noelle, Bruno Zevi y Elemer Nagy.



1. El Comité Internacional de Críticos de Arquitectura (CICA) es una asociación sin ánimo de lucro en el sentido de la Ley de 1901 de la República Francesa.

2. Se ha establecido por un período indefinido de tiempo.

3. Tendrá su sede en París *. Su secretaría será en Buenos Aires. ** Podrá ser trasladado a cualquier otro lugar por acuerdo de la Junta de Directores Asociados.

4. Los idiomas de trabajo de CICA serán Inglés, francés y español.

5. Composición del CICA estará abierta a todas las personas sin distinción de nacionalidad, religión, edad, sexo, educación o puntos de vista filosóficos que se dedican sustancial y regularmente en la crítica arquitectónica.

6. Cada solicitud de adhesión debe ser aprobada por el Consejo Ejecutivo y de la Junta de Directores Asociados por una mayoría de dos tercios de sus miembros.

7. Los miembros de la CICA se celebrará una Junta General al menos una vez cada tres años, para establecer las líneas generales de actuación de la asociación, la elección del Jabalí Ejecutivo y la Junta de Directores Asociados, y examinar y aceptar las cuentas y el presupuesto de dos años presentado por el Consejo Ejecutivo.

8. La Junta de Directores Asociados estará compuesto por no más de 15 personas elegidas entre los miembros por un período de tres años. Se debe incluir a los miembros de diferentes partes del mundo y, en la medida de lo posible, reflejar la composición de los miembros del CICA. Se reunirá al menos una vez al año. Salvo en el caso de la admisión de nuevos miembros, sus resoluciones se realizarán por mayoría simple de votos. Los miembros del Consejo Ejecutivo asistirá a las reuniones de la Junta de Directores Asociados a la que tendrán derecho a voto.

9. El Consejo Ejecutivo estará compuesto por cinco miembros. Será el órgano ejecutivo de la CICA. Se designará al Presidente de entre sus miembros, y determinará las responsabilidades de cada uno de los cuatro directores: administración, asuntos financieros, publicaciones, relaciones exteriores (en particular las relaciones con la Unión Internacional de Arquitectos y organizaciones internacionales). Sus resoluciones se realizarán por mayoría de cuatro votos.

10. Los fondos de la CICA se derivan de las subvenciones y los donativos aceptados por el Consejo Ejecutivo, con el producto de sus actividades y de las cotizaciones de sus miembros. El presupuesto, que será preparado por el Consejo Ejecutivo, será presentada por el Consejo de Directores Asociados y votado por la Junta General.

11. Cualquier modificación de los Estatutos o la disolución de la Asociación sólo podrá ser decidida por una mayoría de cuatro quintas partes de los miembros votantes de la Junta General convocada especialmente para este fin.

12. El Reglamento internacional se adoptarán y pueden ser completados y modificados, por la Junta.



* Razones para la ubicación de la sede de la CICA en París fueron la presencia de la sede de la UIA y el principal de todos la presencia de Pierre Vago en la ciudad, que desde el principio en 1978 y hasta su muerte fue el corazón de la CICA.

** La ubicación de la Secretaría de la CICA en Buenos Aires se relaciona con Jorge Glusberg, que durante más de tres décadas logró con valentía.


Documento Carta de Machu Pichu (1977)

                
La Carta de Machu Pichu, Documento que reunió arquitectos de la mitad del mundo en Perú 1977 para actualizar la Carta de Atenas.

Lima, 17 Nov. 10 (MUNDOARK).- En 1977 reconocidos arquitectos peruanos entre los que se encontraba el ex presidente Fernando Belaunde Terry, convocaron a una reunión a la que asistieron arquitectos de la mitad del mundo para actualizar la Carta de Atenas de 1933.

  
Ya habian pasado 45 años desde Atenas y las cosas habian cambiado mucho. Se buscaba de alguna forma coordinar los principios que debía seguir la arquitectura en la actualidad, de esa forma se publico la Carta de Machu Picchu que fue firmada por arquitectos como: Charles Eames, Buckminster Fuller, Kenzo Tange, Oscar Niemeyer, Alejandro Moser, entre otros.


  
Con el paso de los años se ha vuelto muy difícil conseguir el documento impreso y casi ha quedado en el olvido, pero gracias al internet se facilita nuevamente su difusión.

CARTA DE MACHU-PICHU. 1977

Han pasado casi 45 años desde que el CIAM elaboró un documento sobre la teoría y metodología de planificación que tomó el nombre de la "Carta de Atenas".

Muchos nuevos fenómenos han emergido durante ese lapso que requieren una revisión de la Carta que complemente con un documento de enfoque y amplitud mundial que debería ser analizado interdisciplinariamente en una discusión internacional que incluya intelectuales y profesionales, institutos de investigación y universidades de todos los países.

Han existido algunos esfuerzos para modernizar la Carta de Atenas y el presente documento sólo intenta ser punto de partida para tal empresa, debiendo manifestar en primer lugar, que la Carta de Atenas, de 1933, es todavía un documento fundamental para nuestra época, el que puede ser puesto al día pero no negado. Muchos de sus 95 puntos son todavía válidos como testimonio de la vitalidad y comunidad del movimiento moderno, tanto en planificación como en Arquitectura.

Atenas 1933, Machu Picchu 1977

Los lugares son significativos, Atenas se erigió como la cuna de la civilización occidental, Machu Picchu simboliza la contribución cultural independiente de otro mundo. Atenas representó la racionalidad personificada por Aristóteles y Platón. Machu Picchu representa todo lo que no involucra la mentalidad global iluminística y todo lo que no es clasificable por su lógica.


Ciudad y Región

La carta de Atenas reconoció la unidad esencial de las ciudades y sus regiones circundantes. La falla de la sociedad al enfrentar las necesidades del crecimiento urbano y los cambios socio-económicos hacen requerir la reafirmación de este principio en términos más específicos y urgentes.

Hoy las características del proceso de urbanización a través del mundo han hecho crítica la necesidad de un uso más efectivo de los recursos naturales y humanos. Planificar como un medio sistemático de analizar necesidades incluyendo problemas y oportunidades y guiando el crecimiento y desarrollo urbanos dentro de los límites de los recursos disponibles, es una obligación fundamental de los gobiernos en lo concerniente a los asentamientos humanos.

La planificación en el contexto contemporáneo de urbanización, debe reflejar la unidad dinámica de las ciudades y sus regiones funcionales esenciales entre los barrios, distritos y otras áreas urbanas.

Las técnicas y disciplinas del planeamiento deben ser aplicadas a toda escala de asentamientos humanos, barrios, ciudades, áreas metropolitanas, estados. regiones y naciones para guiar la localización, su secuencia y características de desarrollo.

El objetivo del planeamiento general incluyendo el planeamiento económico, el diseño y planeamiento urbano y la arquitectura, es finalmente la interpretación de las necesidades humanas y la realización en un contexto de oportunidad de formas y servicios urbanos apropiados para la población. lo que requiere un proceso continuo y sistemático de interacción entre las profesiones de diseño, los pobladores de las ciudades y su liderazgo comunitario y político.

La desarticulación entre planeamiento económico a nivel nacional y regional y el planeamiento para el desarrollo urbano, ha sido dispendioso y ha reducido la eficacia de ambos. Las áreas urbanas muy frecuentemente reflejan los efectos adversos y específicos de decisiones económicas basadas en consideraciones amplias y relativamente abstractas y estrategias de planeamiento económico a largo plazo. Tales decisiones a nivel nacional, no han considerado directamente las prioridades, no las soluciones a los problemas de las áreas urbanas ni las conexiones operacionales entre la estrategia económica general y el planeamiento de desarrollo urbano, por lo que los beneficios potenciales del planeamiento y la arquitectura no llegan a la gran mayoría.


El crecimiento urbano

Desde la Carta de Atenas a nuestros días la población del mundo se ha duplicado, dando lugar a la llamada triple crisis, ecológica. energética y alimenticia. A ello hay que agregar la crisis de vivienda y de servicios urbanos, agravada por el hecho de que el ritmo de crecimiento poblacional de las ciudades es muy superior al demográfico general. Las soluciones urbanisticas propugnadas por la Carta de Atenas no tuvieron en cuenta este acelerado crecimiento constituyendo la raíz del problema de nuestras ciudades.

Dentro del crecimiento caótico de las ciudades podemos diferenciar dos modalidades. La primera corresponde a los países industrializados, donde se da una emigración de la problación de mayores ingresos hacia los suburbios consecuencia del uso de los  utomóviles, abandonando las áreas centrales de la ciudad las que así tienden a deteriorarse por deficiencia de recursos.

La segunda modalidad corresponde a las ciudades de los países en desarrollo, caracterizándose por la masiva inmigración rural que se asienta en barrios marginales carentes de servicios y de infraestructura urbana.

Estos cambios cuantitativos producen transformaciones cualitativas fundamentales determinando que el problema urbano se nos presenta como totalmente distinto.

Este fenómeno no puede ser resuelto ni siquiera controlado por los dispositivos y medidas que están al alcance del planeamiento urbano. Dichas técnicas apenas pueden intentar la incorporación de áreas marginales al organismo urbano y muchas veces las medidas que se adoptan para regulariza la marginalidad (dotación de servicios públicos, sanidad ambiental, programas de vivienda, etc.), contribuyen paradógicamente a agravar el problema  convirtiéndose en incentivo que incrementa los movimientos migratorios hacia la ciudad.


Concepto de Sector

La Carta de Atenas señala que las claves del urbanismo se encuentran en las cuatro  funciones básicas de: habitar, trabajar, recrearse y circular, que los planos deben fijar la estructura y emplazamiento de éstos.

Ello ha determinado ciudades sectorizadas en funciones donde un proceso analítico de clarificación ha sido usado como proceso sintético de ordenamiento urbano. El resultado es la existencia de ciudades con una vida urbana amenizada al nivel de relación humana, donde en extremo cada local arquitectónico deviene en un objeto aislado y en donde no se considera que la movilidad humana determine un espacio influyente.

Actualmente se ha tomado conciencia de que el proceso urbanístico no consiste en sectorizar sino en crear a cabalidad una integración poli-funcional y contextual.


Vivienda

A diferencia de la Carta de Atenas, consideramos que la comunicación humana es un factor predominante en la razón de ser de la ciudad. Por tanto, la planificación de la ciudad y de la vivienda debe reconocer este hecho.

Consideramos igualmente, que la calidad de vida y la integración con el medio ambiente natural debe ser un objeto básico en la concepción de los espacios habitables.

La vivienda popular no será considerada como un objeto de consumo subsidiario sino como un poderoso instrumento de desarrollo social.

El diseño de la vivienda debe tener la necesaria flexibilidad a fin de adaptarse a la dinámica social facilitando para ello la participación creadora del usuario, deben diseñarse elementos constructivos que puedan fabricarse masivamente para ser utilizados por los usuarios y que económicamente estén a su alcance.

El mismo espíritu de integración que hace de la comunidad entre los residentes de la ciudad un elemento básico de la vida urbana debe normar a la localización y estructuración de áreas residentes y grupos, sin imponer distinciones inaceptables al decoro humano.


Transporte en las Ciudades

Las ciudades deberán planear y mantener el transporte público masivo, considerándolo  como un elemento básico en el proceso de la planificación urbana. 

El costo social del sistema del transpone deberá ser apropiadamente evaluado y debidamente considerado en la planificación del crecimiento de nuestras ciudades.

En la Carta de Atenas se explica que la circulación es una de las funciones urbanas básicas, e implícito que ésta depende mayormente del automóvil como medio de transporte individual. Después de 44 años se ha comprobado que no hay solución óptima, diferenciando, multiplicando y solucionando cruces de vias. Por tanto. hay que enfatizar que la solución a la función de circulación debe buscarse mediante la subordinación del trasporte individual al transporte colectivo masivo.

Los urbanistas deben conceptuarse que la ciudad es una estructura en desarrollo cuya forma final no puede ser definida, por lo que deben considerar las nociones de flexibilidad y expansión urbanas. El transporte y la comunicación forman una serie de redes interconectadas que sirven como sistema articulador entre espacios anteriores y exteriores, y deberán ser diseñados en forma tal que permitan experimentar indefinidamente cambios de extensión y forma.


Disponibilidad del Suelo Urbano

La Carta de Atenas planteó la necesidad de un ordenamiento legal que permitiera disponer sin trabas del suelo urbano para satisfacer las necesidades colectivas, para lo que se estableció que para el uso del suelo urbano debe primar el interés colectivo.

A pesar de diversos esfuerzos realizados desde 1933, las dificultades de la disponibilidad de la tierra urbana se mantienen como un obstáculo básico al planeamiento urbano, por lo que es deseable que se desarrollen y adopten soluciones legislativas eficientes, capaces de producir un mejoramiento sustantivo a un corto plazo.


Recursos Naturales y Ornamentación Ambiental

Una de las maneras más atentatorias contra la naturaleza es hoy la contaminación ambiental que ha agravado en proporciones sin precedentes y potencialmente, catastróficas, como consecuencia directa de la urbanización no planeada y la explotación excesiva de los recursos.

En las áreas urbanizadas a través del mundo la población está cada vez más sujeta a condiciones ambientales que son incompatibles con normas y conceptos razonables de salud y bienestar humano. Las características no aceptables incluyen la prevalencia de cantidades excesivas y peligrosas de substancias tóxicas en el aire, agua y alimentos de la población urbana, además de los niveles dañinos de ruidos.

Las políticas oficiales que normen el desarrollo urbano deberán incluir medidas inmediatas para prevenir que se acentúe la degradación del medio ambiente urbano y lograr la restauración de la integridad básica del medio ambiente acorde con las normas de salud y bienestar social.

Estas medidas deben ser consideradas en el planeamiento urbano y económico, en el diseño arquitectónico, en los criterios y normas de ingeniería y en las políticas de desarrollo.


Preservación y Defensa de los Valores Culturales y Patrimonio Histórico-Monumental

La identidad y el carácter de una ciudad están dados no sólo por su estructura física sino, también por sus características sociológicas Por ello se hace necesario que no sólo se preserve y conserve el Patrimonio Histórico-Monumental, sino que se asuma también la defensa del Patrimonio Cultural, conservando los valores que son de fundamental importancia para afirmar la personalidad comunal o nacional y/o aquellos que tienen un auténtico significado para la cultura en general.

Asimismo es imprescindible que en la labor de conservación, restauración y reciclaje de las zonas monumentales y monumentos históricos y arquitectónicos, se considere su  ntegración al proceso vivo del desarrollo urbano, como único medio que posibilite la financiación de la operación.

En el proceso de reciclaje de estas zonas debe considerarse la posibilidad de construir edificios de arquitectura contemporánea de gran calidad.


Tecnología

La Carta de Atenas refirió tangencialmente al proceso tecnológico al discutir el impacto de la actividad industrial en la ciudad.

En los últimos 45 años, el mundo ha experimentado un desarrollo tecnológico sin precedentes que ha afectado a nuestras ciudades y también a la práctica de la arquitectura y urbanismo - La tecnología se ha desarrollado explosivamente en algunas regiones del mundo, y su difusión y aplicación eficaz, es uno de los problemas básicos de nuestra época.

Hoy, el desarrollo científico y tecnológico y la intercomunicación entre los pueblos, permite superar las condicionantes locales y ofrecer los más amplios recursos para resolver los problemas urbanísticos y arquitectónicos. El mal uso de esta posibilidad determina que, frecuentemente, se adopten materiales, técnicas y características formales como resultado de pruritos de novedad y complejos de dependencia cultural.

En este sentido usualmente el impacto del desarrollo tecnológico-mecánico ha determinado que la arquitectura sea un proceso de crear ambientes artificialmente condicionados a un clima y a una iluminación no naturales. Ello puede ser una solución a determinados problemas, pero la arquitectura debe ser el proceso de crear ambientes condicionados en función de elementos naturales.

Debe entenderse que la tecnología es medio y no fin y que ella debe aplicarse en función de una realidad y de sus posibilidades como resultado de una seria labor de investigación y experimentación, labor que los gobiernos deben tener en cuenta.

La dificultad de utilizar los procesos altamente mecanizados o materiales constructivos sumamente industrializados, no debe significar una mengua de rigor técnico o de cabal respuesta arquitectónica a las exigencias del problema a resolver sino más bien, un mayor rigor en el planeamiento de las soluciones posibles en el medio.

La tecnología constructiva debe considerar la posibilidad de reciclar los materiales a fin de lograr transformar los elementos constructivos en recursos renovables.


Implementación

El planeamiento, los profesionales y las autoridades pertinentes deben tener presente que el proceso no termina en la formulación de un plan y en su subsecuente ejecución, sino que dado que la ciudad es un organismo vivo es necesario considerar y proveer los procesos de su mantenimiento.

Debe entenderse, también, que cada región y cada ciudad en el proceso de su implementación debe crear e importar sus normas edilicias, las que deben ser acordes con su medio ambiente, recursos y sus propias caracteristicas formales.


Diseño Urbano y Arquitectónico

La Carta de Atenas no trató acerca de diseño arquitéctonico. Quienes la formularon no lo consideraron necesario porque estaban de acuerdo en que la arquitectura era el "juego sabio de volúmenes puros bajo la luz", "la Ville Radieuse" compuesta de tales volúmenes aplicó un lenguaje arquitectónico de matriz cubista, perfectamente coherente con un concepto que separó la ciudad en partes funcionales.

Durante las últimas décadas para la arquitectura contemporánea, el problema principal no es más el juego visual de volúmenes puros, sino la creación de espacios sociales para vivir en ellos. El acento no está ya en el continente sino en el contenido, no en la caja aislada, por muy bella y sofisticada que sea, sino en la continuidad de la textura urbana. En 1933, el esfuerzo fue para desintegrar el objeto arquitectónico y la ciudad en sus componentes. En 1977, el objetivo debe ser reintegrar esos componentes, que fuera de sus relaciones formales han perdido vitalidad y significado Para precisar, la reintegración tanto en la arquitectura como en el planeamiento, no significa la integración a priori del clasicismo.

Debe quedar claramente establecido que las recientes tendencias hacia el resurgintiento de la tradición del "Beaux Arts" son anti-históricas a un grado grotesco, y no tiene el valor que justifique su discusión. Pero ellas son síntomas de una obsolescencia del lenguaje arquitetónico de la que debernos estar alertas para no regresar a una especie de cínico eclecticismo del siglo XIX, sino ir hacia una etapa de mayor madurez de movimiento moderno.

Las conquistas de los años treinta. Cuando la Carta de Atenas fue promulgada, son todavía válidas. Ellas conciernen a 

a) EI análisis de los edificios treinta y sus funciones.
b) El principio de disonancia.
c) La visión del espacio-tiempo anti-perspectiva
d) La desarticulación del tradicional edificio-caja
e) La reunificación de la ingeniería estructural y la arquitectura.
A estas "constantes" o "invariables" del lenguaje arquitectónico han sido adicionadas:
f) La temporalidad del espacio
g) La reintegración edificio-ciudad-paisaje.

La temporalidad de espacio es la mayor contribución de Frank Lloyd Wright y corresponde a la visión dinámica del espacio tiempo-cubista, pero aplica este enfoque no sólo a los volúmenes sino también a los espacios humanos, no sólo a lo visual sino también a los valores sociales. La reintegración edificio-ciudad-paisaje es una consecuencia de la unidad entre ciudad y campo. Es tiempo de exhortar a los arquitectos para que tomen conciencia del desarrollo histórico del movimiento moderno, y cesen de multiplicar paisajes urbanos obsoletos, hechos de cajas monumentales, sean verticales y horizontales, opacas, reflejantes o transparentes. El nuevo concepto de urbanización pide la continuidad de edificación lo que implica que cada edificio no sea un objeto finito. sino un elemento del "continium" que requiere un diálogo con otros elementos para completar su propia imagen.

El principio de lo no finito no es nuevo. Fue explorado por los Manieristas y en una manera explosiva por Miguel Angel Sin embargo, en nuestra época no solo es un principio visual sino fundamentalmente social. La experiencia artística en las últimas décadas, de la música, las artes visuales, ha demostrado que los artistas ya no producen un objeto finito, ello se detiene a la mitad o a las tres cuartas partes del proceso de manera que el espectador no sea un contemplador pasivo de la obra artística sino un factor activo de mensaje polivalente. En el campo constructivo la participación del usuario es aún más importante y concreta. Significa que el pueblo debe participar activa y cicativamente en cada fase del proceso de diseño, pudiendo asi los usuarios integrarse en el trabajo del arquitecto.

El enfoque no finito no disminuye el prestigio del planiflcador o del arquitecto. Las teorías de la relatividad y de la determinación no han disminuido el prestigio de los científicos. Al contrario, lo "incrementan", porque un científico no dogmático es mucho más respetado que el viejo "deux ex machina". Si el pueblo está comprendido en el proceso de diseño, la relevancia del arquitecto será enfatizada y la inventiva arquitectónica será más grande y rica. Al momento que los arquitectos se liberen de los procesos académicos de lo finito, su imaginación será estimulada por el inmenso patrimonio de la arquitectura popular, de esa "arquitectura sin arquitectos" que tanto se ha estudiado en las últimas décadas.

Aquí no obstante se debe ser cuidadoso El hecho de reconocer que los edificios vernaculares tienen mucho que contribuir a la imaginación arquitectónica no significa que deben ser imitados. Tal actitud, hoy es tan absurda como lo fue la copia del Partenón. El problema es totalmente diferente de la imitación.

Es un hecho probado que el máximo enfoque cultural del diseño arquitectónico (los órdenes vitruvianos y el Beaux Art, tanto como los "Cinco Principios" de Le Corbusier, de 1921), se encuentran y se fusionan naturalmente con los idiomas populares. La participación de los usuarios hace más orgánico y verdadero el encuentro entre el lenguaje altamente cultural y el popular.

Alguna vez se ha comparado por su monumentalidad, las andenerias del antiguo Perú con las pirámides de Egipto. Físicamente por lo grandioso de ambas concepciones, procede el paralelo, pero éstas se construyeron como un monumento a la muerte exaltando la gloria del monarca y aquéllas se levantaron, por obra y para sustento de las comunidades, como un monumento a la vida. Ellas expresan volumétrica y espiritualmente. el rumbo disímil de dos grandes civilizaciones que edifican para la eternidad.