Jorge Glusberg, homenaje al creador de la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires
Jorge Glusberg fue el promotor cultural por excelencia de la arquitectura y el arte en Argentina y la región durante las últimas décadas. Haber creado la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires es un doble mérito: Por su prestigio, siendo una de las más importantes del mundo luego de la de Venecia y junto a la de San Pablo.
También es elogiable por su continuidad y vigencia desde 1985, ya que en cada una de sus trece ediciones ha logrado convocar a cerca de 50 reconocidos arquitectos del mundo incluyendo una decena de premiados con el Prizkler, principal galardón internacional de la disciplina. Durante los años ochenta y primeros noventa -tiempos donde no se contaba con Internet-, Glusberg generó un espacio imprescindible para la comunicación y el encuentro de los grandes profesionales de la arquitectura del mundo en Argentina, un país signado por crisis económicas que eran sorteadas con su enorme entusiasmo y obstinación. Alguna vez el arquitecto Mario Roberto Alvarez, -también desaparecido hace pocos meses, expresó: “Si Jorge Glusberg no hubiera existido, lo tendríamos que haber inventado”. César Pelli, el arquitecto argentino más famoso y con asistencia perfecta a todas las Bienales, agregó que fue quien contribuyó más que nadie a la promoción de la arquitectura latinoamericana, confrontando a nuestros profesionales con los de todo el mundo. Mágicamente lograba convencer a los popes como Norman Foster, Richard Meier, Zaha Hadid, Jean Nouvel, Richard Rogers, Ricardo Legorreta, para dar conferencias ante miles de colegas de toda la región. También descubría a los talentos emergentes, como fueron en su momento los desconocidos Antoine Predock, Matías Klotz, Alejandro Aravena, Solano Benítez, Michael Rojkind y tantos más.
El mundo de las artes plásticas en Argentina también lo recordará por su extraordinaria actuación, especialmente al fundar el mítico Centro de Arte y Comunicación (CAyC), verdadera usina de tendencias durante las décadas del 70 y 80. El genial arquitecto y artista Clorindo Testa expresó que los tres actores más importantes en la difusión del arte argentino del siglo XX fueron Los Amigos del Arte que llevaron a Le Corbusier a Argentina en los 30, luego el Instituto Di Tella de los 60 y Glusberg con el CAyC desde los 70. Tuvo además una reconocida actuación en la Asociación Internacional de Críticos de Arte y creó el CICA, Comité Internacional de Críticos de Arquitectura, que rigió la actividad teórica durante décadas. Escribió una veintena de libros y era corresponsal de revistas de todo el mundo.
Su enorme capacidad emprendedora lo llevó en los 90 a dirigir el Museo Nacional de Bellas Artes, rompiendo todos los récords de asistencia de público, durante nueve años. Jorge Glusberg fue un gran comunicador de la arquitectura y el arte hacia las masas. Deja como principal legado ese ejemplo de energía, pasión y pragmatismo para la promoción cultural y la enseñanza de que con esa visión, todo emprendimiento cultural puede lograrse. “Hay que intentarlo aunque parezca imposible”, seguirá afirmando el Arq. Carlos Sallaberry quien lo sucede como director de la Bienal de Buenos Aires. Junto al entusiasta equipo de organización formado por CAyC y la realización de Pichon Riviere & Diaz Bobillo Consultores -PR&DB-, volverán a repetir en 2013 un milagro, la XIV Bienal BA, con ese clima vibrante y esa alta calidad académica que le imprimiera Jorge Glusberg.
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